miércoles, 23 de junio de 2010

Ciudad de vida y muerte (Nanjing! Nanjing! 2009): Análisis de la película




Dir. Chuan Lu
Int. Ye Liu, Yuan-yuan Gao, Hideo Nakaizumi
132 min. China / Hong Kong



Dirigida por Chuan Lu, esta gran película pasó por el Festival de San Sebastián, obteniendo algunos premios más que añadir a los conseguidos en otros Festivales de cine tales como el Golden Horse Film Festival, el Asian Film Awards y el Asia Pacific Screen Awards.





No obstante, no es una película para todos los públicos, ni tampoco una película apropiada para cualquier momento del día. Es dura, bastante dura, y te deja con una sensación de malestar general y desconsuelo una vez terminado su visionado. Es una experiencia emocional de gran intensidad, no por lo cruento de las imágenes mostradas, que nunca llegan a ser excesivamente explícitas, sino por la crudeza de los acontecimientos mostrados en pantalla, especialmente en su primera mitad.

La primera hora no concede ni un momento de respiro al espectador, manteniéndolo clavado a la butaca, impotente, bombardeado sin conmiseración por una orgía de muerte, destrucción y depravación. El director no necesita recurrir a manidos efectismos para atrapar la atención del espectador y arrojarnos al corazón de la masacre, le basta con su brutal dirección y una espectacular fotografía en blanco y negro que retrata con realismo y sobriedad la caída de la ciudad de Nanking ante las tropas japonesas en el año 1937.

Las guerras sacan lo peor de los seres humanos, pero también los hay que, en ocasiones extremas como ésta, demuestran por qué merecen ser considerados "humanos", arriesgando su propia vida para defender lo que consideran que es justo y proteger a los que han perdido la capacidad para hacerlo por sí mismos. En este sentido esta película evita, gracias a dios, el ingenuo y previsible maniqueísmo al que nos tiene tan acostumbrados no sólo el cine americano, sino también el cine chino, en donde los japoneses suelen ser - ¿solían? - casi siempre encarnaciones del mismo Diablo en la tierra.



Por supuesto la película no se corta a la hora de retratar las barbaridades perpetradas por las fuerzas de ocupación japonesas a los derrotados prisioneros de guerra chinos y sus mujeres, sometidas a toda clase de vejaciones y humillaciones. Pero también hay personajes que llegan a cuestionarse el grado de depravación al que han caído sus compatriotas, hasta el punto de tomar medidas extremas, incapaces de sobrellevar sobre sus hombros el peso de la culpa, los remordimientos y la vergüenza.

Confieso que no soy un aficionado al cine bélico. Es más, dicho género no suele interesarme lo más mínimo. En cualquier caso, “Ciudad de Vida y Muerte” aúna lo mejor de películas como “Salvar al Soldado Ryan” (todo su impresionante arranque en la escena del desembarco) o “La Lista de Schindler” (su marcado tono elegíaco y de denuncia de las masacres cometidas por los seres humanos contra otros seres humanos en tiempos de guerra), y ha conseguido entretenerme y emocionarme a partes iguales durante las más de dos horas en la que se extiende su metraje.

Técnicamente de factura impecable, y con una estupenda banda sonora que queda como un guante en la película, “Ciudad de Vida y Muerte” me ha dado justo lo que esperaba encontrar, y mucho más, una película redonda que impacta y emociona a partes iguales. Y en estos tiempos que corren, podemos considerarnos muy afortunados de poder presenciar espectáculos del poderío visual y narrativo del que hace alarde esta obra maestra.


Calificación de la película: ****1/2 sobre *****

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