domingo, 16 de septiembre de 2012

Shanghai (2010): Breve comentario de la película



 
Dir. Mikael Hafström  
Int. John Cusack, Gong Li, Chow Yun-Fat, Ken Watanabe
105 min. China/EE.UU.


Pese a haber sido estrenada con 2 años de retraso en nuestro país, la verdad es que esta coproducción chino-americana constituye un más que digno thriller de espías, de factura clásica además (toda una rareza muy de agradecer en estos tiempos que corren), guiños a clásicos como "Casablanca" (1942) incluidos.

Aunque el insípido de John Cusack, al que ya hemos sufrido recientemente en la espantosa "El Enigma del Cuervo" (The Raven, 2012) me ha parecido siempre un actor tirando a mediocre (y desde luego en esta película no me hace cambiar de opinión) y carente del menor atisbo de carisma, en este caso se encuentra perfectamente arropado por un magnífico elenco de secundarios, destacando especialmente el siempre solvente Chow Yun-Fat y esa maravillosa musa del cine asiático llamada Gong Li.


La historia discurre con interés en una magníficamente ambientada ciudad de Shanghai durante los días previos al ataque a Pearl Harbor por parte de los japoneses, combinando las intrigas políticas de rigor con el inevitable romance imposible de la pareja protagonista. El guion, por cierto, viene firmado por Hossein Amini, el cual se encargó de adaptar la obra "Drive", llevada al cine por Nicolas Winding Refn el año pasado.

La música de Klaus Badelt no está tampoco nada mal, demostrando una vez más lo bien que le ha venido al alemán su "divorcio" creativo y profesional de Hans Zimmer y su equipo de Remote Control. La banda sonora cuenta, además con la participación del virtuoso pianista Lang Lang, el cual parece estar cogiéndole el gusto a esto de la música de cine tras su colaboración en "Mi Semana con Marilyn" (My Week with Marilyn, 2011) y, sobre todo, "El Velo Pintado" (The Painted Veil, 2006) o "Ye Yan" (2006), otras dos películas ambientadas en su país natal.

En definitiva, una buena película que recupera algo, una pizca si acaso, de ese gran cine que se hacía antes. Y se agradece, por cierto, su predisposición a esquivar (en la medida de lo esperable en una coproducción de esta índole, por supuesto) el siempre irritante maniqueísmo, especialmente en lo que atañe al personaje interpretado (magníficamente, como siempre) por Ken Watanabe.

Calificación de la película: *** sobre *****

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